Chernobyl: Ambiente psicológico explosivo
Chernobyl: Ambiente psicológico explosivo

Antes del accidente, la central nuclear de Chernobyl era considerada una de las mejores de la URSS, y Pripyat era legítimamente llamada una de las ciudades científicas más cómodas para vivir. También cabe señalar que, a primera vista, el ambiente psicológico no era motivo de preocupación.

Era una estación dotada de expertos calificados. ¿Cómo explicar los sucesos en la central nuclear de Chernobyl?

La energía nuclear es una industria que implica más riesgos que los habituales para los seres humanos y el medio ambiente. Los factores de riesgo están representados tanto por las características de ingeniería de las centrales nucleares como por posibles errores humanos durante el funcionamiento de instalaciones nucleares técnicamente complejas.

Además, no se descarta la situación cuando el operador simplemente no tiene opción, es decir, puede que no existan condiciones objetivas para tomar la decisión correcta. Pero la mayoría de las veces los mismos errores se basan en un nivel profesional bajo, conocimientos inestables, falta de habilidades necesarias y actitud psicológica, que es lo principal para tomar una decisión profesional importante.

Con la acumulación de experiencia en la operación de equipos nucleares, para cada ingeniero nuclear, operador de planta o especialista ordinario, el número de errores asociados con la falta de competencia disminuyó significativamente. Pero en el momento del accidente de Chernobyl en la industria nuclear no existía la práctica de seleccionar operadores basándose en características psicológicas y fisiológicas.

Para las relaciones laborales tradicionales era común que el personal fuera responsable directamente de su área de trabajo, nada más. Esto redujo la actividad en los puestos, limitó el alcance de la resolución de problemas: el operador estaba obligado a hacer solo lo que le ordenaba la gerencia.

Es obvio que es precisamente esta forma de formación del personal trabajador, ser un “engranaje del sistema” lo que ha generado indiferencia y apatía. Esta práctica, objetivamente, condujo al desastre.

La tradición de mantener en secreto información sobre incidentes en otras centrales nucleares también contribuyó al problema. Por un lado, esta práctica brindó apoyo moral a los perpetradores, pero por otro lado, demostró indiferencia e impunidad, quitando a una persona de la responsabilidad no solo de su propia sección de trabajo, sino también del funcionamiento de la estación en su conjunto.

Lo anterior confirma indirectamente la indiferencia ante el peligro que se observó en Pripyat el primer día después del accidente de Chernobyl. Los intentos realizados para explicar que la magnitud del accidente es gravísima, y ​​posiblemente catastrófica, que es necesario tomar medidas urgentes para la seguridad de la población, se percibieron de la siguiente manera: “Que lo haga el que se lo encomiende el partido”.

Hoy en día, la ciencia ha demostrado que el cuerpo humano, en un grado u otro, es capaz de adaptarse a las condiciones de vida o de trabajo asociadas a la presencia de riesgo, y eventualmente dejar de notarlo. No es difícil adivinar cómo podría terminar tal adaptación en principio. El fenómeno es que la especialización de un operador de central nuclear es un indicador de tal adaptación.

Una profesión asociada con el riesgo diario, con el tiempo, borra los límites del peligro. Posteriormente, los científicos demostraron que el trabajo de un operador de una central nuclear solo puede tener éxito si el equipo que debe mantener bajo control constante corresponde a la competencia profesional y las cualidades personales de un especialista en particular.

En otras palabras, los métodos de control del equipo, estipulados por las instrucciones pertinentes, no deben exceder las capacidades de una persona en particular en sus requisitos, por extraño que pueda parecer. Hoy en día, esta práctica de nombramiento de personal es seguida por las campañas más avanzadas no solo en el campo de la energía nuclear, sino también en cualquier otra área de la actividad humana. Y luego fue la norma cuando las acciones de los operadores se basaron en la intuición y diferían solo en un estilo profesional especial.

No es ningún secreto que el trabajo del operador de una central nuclear está asociado con la tensión nerviosa, por lo tanto, mucho dependía del ambiente psicológico favorable en el equipo. Y dio la casualidad de que en el momento del accidente, las condiciones en la central nuclear de Chernobyl no eran las más favorables.

El banco de datos del Ministerio de Energía Atómica de la URSS de aquel entonces se registró más de 2.000 mil características psicológicas del personal empleado en las centrales nucleares del país. Lo primero que llamó la atención fue que la uniformidad psicológica de la mayoría de las habilidades personales de los operadores de las centrales nucleares difería significativamente del resto de los trabajadores, superándolas en parámetros como alta estabilidad emocional, fuerte autocontrol, mitigando la tendencia al riesgo esperado, alto nivel intelectual y salud fisiológica.

Son precisamente estas cualidades, definidas tras un análisis exhaustivo de datos profesionales, las que poseían la mayoría de los empleados del quinto turno de la central nuclear de Chernobyl, que participaron en el experimento la noche en que ocurrió el accidente. El personal operativo interno permaneció en sus lugares, haciendo todo lo posible por localizar el accidente, hasta la aparición de los síntomas de su propio daño por radiación. Las conclusiones son controvertidas. 

Las cualidades personales de estas personas cumplen con todos los requisitos y no podrían servir como causa directa del desastre. Entonces, ¿cómo sucedió que los empleados que demuestran cualidades humanas y profesionales positivas se comportaron como se indica en los documentos oficiales: descuidadamente, sin atención, irresponsablemente?

La realidad y la psicología del comportamiento

La situación operativa en la estación en vísperas del accidente era normal. El personal de la cuarta unidad de potencia se estaba preparando para las pruebas experimentales previstas. Tal trabajo se ha hecho antes, nada ordinario, una situación estándar. ¿Cuáles son los motivos de los expertos altamente calificados que inicialmente formularon la conclusión de que el accidente ocurrió únicamente por el hecho de que el personal se apartó de cumplir con los requisitos de las instrucciones pertinentes?

Se suponía que el experimento comenzaría el 25 de abril, pero el servicio de control de energía exigió una demora y se pospuso hasta la madrugada del día 26. Además, si el experimento no se hubiera realizado a tiempo, entonces, de acuerdo con las instrucciones, podría haberse llevado a cabo solo un año después. Esta circunstancia aceleró las pruebas.

Una situación peligrosa surgió al comienzo del experimento, cuando la potencia del reactor que operaba en condiciones desfavorables se redujo drásticamente. Esto sirvió como la primera señal de una agravación de la situación psicológica en el panel de control de la cuarta unidad de potencia. Dada la situación de emergencia, los responsables de realizar las pruebas se vieron obligados a suspender el experimento por un período de varias horas a varios días.

Sin embargo, se decidió continuar probando y llevar la potencia del reactor a la penitencia requerida. A raíz de esta decisión, los operadores se vieron obligados a tomar gradualmente acciones cada vez más arriesgadas, hasta el cierre del sistema de protección del reactor. La lógica de quien dirigió el experimento era simple: si saltan las funciones protectoras, el experimento fallará.

Y entonces sucedió algo que era imposible de entender. Las propiedades psicológicas de las personas interesadas en realizar un experimento fueron dictadas por su confianza en su utilidad y eficacia. Por lo tanto, intentaron crear o resumir todas las condiciones para su implementación. Confiado en la “fiabilidad garantizada” del reactor, el personal perdió la sensación de alarma y peligro, considerando que los riesgos estaban justificados.

Después de la explosión, la situación cambió. El personal operativo no se dio cuenta de inmediato de lo sucedido, pero no hubo pánico ni confusión. Por el contrario, su máxima concentración y formación profesional se reveló plenamente en una situación extrema.

La mayor parte del personal del quinto turno mostró un alto sentido de responsabilidad, habiendo tomado sobre sus hombros la pesada carga de organizar el trabajo para controlar la situación dentro de la unidad de potencia averiada, demostrando profesionalismo en la resolución de las tareas más difíciles.

Epílogo

Los trágicos acontecimientos del 26 de abril de 1986 cambiaron radicalmente la actitud de una persona hacia las nuevas tecnologías en el sistema de energía nuclear en general, y hacia las condiciones de trabajo del personal de las centrales nucleares en particular. El análisis psicológico de los hechos ocurridos mostró que el factor humano juega un papel decisivo en determinadas condiciones en una central nuclear.

Se hizo evidente que los recursos humanos en sitios estratégicos son el valor más alto. Los altos requisitos para las cualidades morales y psicológicas del personal de la central nuclear se reflejan en un estándar especial, que, después del accidente, comenzó a regular la selección psicológica de los profesionales, incluidas ciertas responsabilidades para la gestión de una instalación estratégica tan importante.